Una lancha sin luces rompió la oscuridad frente a las costas de Point Loma en la madrugada del martes 21 de octubre. La imagen, repetida cada vez con más frecuencia en San Diego, es el reflejo de una nueva dinámica migratoria: silenciosa, nocturna y por mar.
La Guardia Costera detectó la embarcación a unas tres millas de la costa, activando un operativo que concluyó con la detención de diez personas. Todos adultos, entre ellos nueve hombres y una mujer de nacionalidades no reveladas, fueron puestos a disposición de la Patrulla Fronteriza. El conductor de la lancha, ciudadano estadounidense, permanece bajo custodia y enfrenta cargos federales.
Guardia Costera enfrenta aumento de cruces marítimos en San Diego
La escena se repite con mayor frecuencia en el Pacífico. Desde agosto de 2025, las autoridades han registrado un aumento significativo de cruces marítimos irregulares. En muchos casos, estas embarcaciones están sobrecargadas, sin equipo de seguridad, y conducidas por traficantes que abandonan a sus pasajeros si son detectados.
Este cambio de ruta no es casual. A medida que los controles terrestres se intensifican, las redes de tráfico humano recurren al océano como nueva vía. Las costas mexicanas, especialmente en Baja California, se han convertido en puntos clave de salida para quienes buscan ingresar a Estados Unidos evitando los retenes fronterizos tradicionales.
Además de los operativos, la Guardia Costera ha fortalecido la cooperación con agencias binacionales, reforzando patrullajes nocturnos con drones y sensores térmicos.
Solo en los últimos tres meses, más de 75 intercepciones han sido documentadas en el condado de San Diego, revelando un patrón que exige soluciones estructurales más allá de los operativos.
